La otitis externa o el oído de nadador

Otitis externa es el término médico de la afección del oído, conocida popularmente como oído de nadador. La otitis externa es una inflamación, infección o irritación del conducto auditivo externo y de la parte exterior del oído. Esta afección puede ser aguda, cuando surge repentinamente y dura poco tiempo, o crónica, cuando su duración es prolongada.
La otitis externa suele ser habitual entre los niños y jóvenes que pasan mucho tiempo con la cabeza debajo del agua, pero puede afectar a cualquier persona que exponga sus oídos a mucha humedad y durante largos periodos de tiempo. Se dan casos, habitualmente en jóvenes que por el uso constante de auriculares que no permiten la correcta ventilación del oido, se humedece constantemente y se desarrolla un problema auditivo como la otitis.

También es una afección típica de zonas tropicales y húmedas, ya que su clima es el idóneo para que crezcan hongos y bacterias.
Los síntomas consisten en picor y dolor de oído, secreción de color amarillento, purulenta o con olor fétido, y pérdida de la audición.

La causa más común de la otitis externa es bañarse en aguas que no estén limpias.

Tratamiento de la otitis externa:
Bañarse mucho en agua con cloro, o el mal uso de los bastoncillos, puede provocar que el oído se seque, causando también la otitis externa.
Para evitar la aparición de la otitis externa hay que asegurarse de que, después de darse el baño, no quede agua en los oídos. Para ello hay que secarlos, con cuidado, bien con una toalla o utilizando un secador a la potencia mínima, ya que es importante que los oídos no estén húmedos durante mucho tiempo. Con los niños hay que evitar que pasen mucho tiempo en el agua, y deben hacer descansos entre baño y baño, de entre una y dos horas.
El uso de audífonos contribuye a sufrir posibles infecciones, ya que este aparato tapona el oído completamente. Para evitar en lo posible las infecciones, es recomendable también poner una capa antialérgica en la superficie del audífono.
La otitis externa puede tratarse, y prevenirse, con unas gotas antibióticas. Si la afección es crónica el tratamiento será prolongado y repetitivo para evitar complicaciones.

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